¿Qué significa el salmo 5? una oración de confianza y justicia

  1. 1 Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir.
  2. 2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré.
  3. 3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.
  4. 4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti.
  5. 5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.
  6. 6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
  7. 7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
  8. 8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.
  9. 9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas.
  10. 10 Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti.
  11. 11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre.
  12. 12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
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El salmo 5 es uno de los salmos atribuidos al rey David, el gran poeta y músico de Israel. En este salmo, David expresa su confianza en Dios como su rey y su Dios, y le pide que lo defienda de sus enemigos, que son personas malvadas, mentirosas y rebeldes. David también reconoce la santidad y la justicia de Dios, y le pide que lo guíe en su camino.

El salmo 5 es una oración que podemos hacer cuando nos sentimos amenazados por el mal, y que nos recuerda que Dios es nuestro refugio y nuestra alegría.

El significado y la aplicación del salmo 5

El salmo 5 se puede dividir en cuatro partes, según el contenido y el tono de cada una:

Versículos 1-3:

el salmista invoca a Dios y le pide que escuche su oración. El salmista se dirige a Dios con respeto y confianza, llamándolo “Jehová”, “Rey mío” y “Dios mío”. El salmista le presenta sus palabras, su gemir y su clamor, que son formas de expresar su angustia y su necesidad. El salmista le dice a Dios que a él le orará, lo que implica que no busca otros dioses ni otras soluciones.

El salmista le dice a Dios que de mañana oirá su voz, y que de mañana se presentará delante de él y esperará. Esto muestra que el salmista tiene el hábito de buscar a Dios desde el inicio del día, y que espera su respuesta con paciencia y fe.

Esta parte del salmo nos enseña que debemos acudir a Dios en todo momento, especialmente cuando estamos en dificultades. Debemos hablarle con sinceridad y con respeto, reconociendo su soberanía y su amor. Debemos confiar en que él nos escucha y nos responde, aunque no siempre sea de la manera o en el tiempo que esperamos. Debemos dedicarle el primer lugar en nuestra vida, y comenzar el día con una actitud de alabanza y de dependencia de él.

Versículos 4-6:

el salmista describe el carácter de Dios y el destino de los malvados. El salmista afirma que Dios no se complace en la maldad, y que los malos no tienen cabida junto a él. El salmista usa varios sinónimos para referirse a los malos: insensatos, malhechores, mentirosos, tramposos y asesinos. Estos son los enemigos del salmista, pero también los enemigos de Dios, porque se rebelan contra su voluntad y su ley. El salmista dice que Dios los aborrece, los destruye y los echa fuera. Estas son expresiones fuertes, que reflejan la ira y la justicia de Dios contra el pecado y la injusticia.

Esta parte del salmo nos enseña que Dios es santo y justo, y que no tolera el mal. Debemos tener en cuenta que el mal no solo se refiere a los actos violentos o criminales, sino también a las actitudes y los pensamientos que van contra el amor de Dios y del prójimo. Todos somos pecadores, y necesitamos el perdón y la gracia de Dios. Pero también debemos arrepentirnos de nuestros pecados, y apartarnos del mal. Debemos temer a Dios, y no jugar con el fuego. Debemos recordar que Dios es el juez de toda la tierra, y que él dará a cada uno según sus obras.

Versículos 7-8:

el salmista expresa su confianza y su petición a Dios. El salmista contrasta su situación con la de los malos. Mientras que ellos son rechazados por Dios, él es acogido por su misericordia. El salmista dice que entrará en la casa de Dios, que es el templo, el lugar de su presencia y de su adoración.

El salmista dice que adorará hacia el santo templo, que es el lugar más sagrado del templo, donde se guardaba el arca de la alianza, el símbolo de la presencia y del pacto de Dios. El salmista dice que lo hará en el temor de Dios, que es el respeto y la reverencia que se debe a su majestad y a su santidad.

El salmista le pide a Dios que lo guíe en su justicia, que es el camino recto y verdadero que Dios le muestra y le exige. El salmista le pide que enderece delante de él su camino, que es el plan y el propósito que Dios tiene para su vida. El salmista hace esta petición a causa de sus enemigos, que son los que le ponen obstáculos y le hacen daño.

Esta parte del salmo nos enseña que debemos confiar en la misericordia de Dios, que nos recibe y nos perdona. Debemos acercarnos a Dios con humildad y con adoración, reconociendo su presencia y su pacto. Debemos pedirle a Dios que nos guíe y nos enseñe su voluntad, y que nos ayude a cumplirla. Debemos depender de Dios para superar las dificultades y los ataques de los que nos quieren mal.

Versículos 9-10:

el salmista describe la conducta y el castigo de los malvados. El salmista vuelve a hablar de los malos, y los caracteriza por su falta de sinceridad, su maldad, su falsedad y su adulación. El salmista usa imágenes fuertes para describir su perversidad, como la de un sepulcro abierto, que representa la muerte y la corrupción, o la de una garganta que devora, que representa la violencia y la opresión.

El salmista le pide a Dios que los castigue, que los haga caer por sus propios consejos, que son malos y necios, y que los eche fuera por sus transgresiones, que son muchas y graves. El salmista dice que se rebelaron contra Dios, que es la causa y el resumen de todo su mal.

Esta parte del salmo nos enseña que debemos denunciar el mal y la injusticia, y que debemos clamar a Dios por su intervención. Debemos reconocer que el mal no solo afecta a los individuos, sino también a la sociedad y a la relación con Dios. Debemos dejar en las manos de Dios la venganza y la retribución, y no tomarlas por nuestra cuenta. Debemos confiar en que Dios es el defensor de los oprimidos y el vencedor de los malvados.

Versículos 11-12:

el salmista expresa su alegría y su bendición. El salmista termina el salmo con una nota de júbilo y de esperanza. El salmista invita a todos los que confían en Dios a alegrarse y a dar voces de júbilo, que son expresiones de gozo y de gratitud. El salmista dice que Dios los defiende, que es una acción de protección y de liberación.

El salmista dice que en Dios se regocijan los que aman su nombre, que es una actitud de fidelidad y de devoción. El salmista dice que Dios bendice al justo, que es una promesa de favor y de prosperidad. El salmista dice que Dios lo rodea de su favor como con un escudo, que es una metáfora de seguridad y de victoria.

Esta parte del salmo nos enseña que debemos celebrar la bondad y la fidelidad de Dios, y que debemos compartir nuestra alegría con otros. Debemos confiar en que Dios nos defiende y nos bendice, y que nos da la paz y la felicidad que el mundo no puede dar. Debemos amar a Dios con todo nuestro ser, y experimentar su presencia y su poder en nuestra vida.

El contexto histórico y literario del salmo 5

El salmo 5 forma parte del libro de los Salmos, que es una colección de himnos, oraciones y cánticos que se usaban en el culto de Israel. Los salmos se clasifican en diferentes géneros, según su forma y su contenido.

El salmo 5 pertenece al género de los salmos de lamentación individual, que son aquellos en los que el salmista expresa su angustia, su queja y su súplica a Dios ante una situación de aflicción. Estos salmos suelen tener una estructura similar, que consta de los siguientes elementos:

  • Invocación: el salmista llama a Dios y le pide que lo escuche.
  • Queja: el salmista describe su problema y el origen de su sufrimiento, que suele ser la hostilidad de sus enemigos.
  • Petición: el salmista le pide a Dios que lo ayude, que lo salve, que lo proteja, que lo vindique, que castigue a sus enemigos, etc.
  • Confianza: el salmista expresa su fe y su esperanza en Dios, y le agradece por su bondad y su fidelidad.
  • Alabanza: el salmista alaba a Dios por su grandeza y su poder, y lo invita a otros a hacer lo mismo.

El salmo 5 sigue esta estructura, aunque con algunas variaciones. Por ejemplo, la confianza y la alabanza se mezclan en los versículos 11 y 12, y la petición se repite en los versículos 8 y 10.

El salmo 5 está atribuido a David, el segundo rey de Israel, que vivió alrededor del siglo X a.C. David fue un personaje histórico muy importante, que unificó las tribus de Israel, derrotó a sus enemigos, estableció una dinastía real y preparó la construcción del templo de Jerusalén. Sin embargo, David también tuvo que enfrentarse a muchos problemas, como las conspiraciones de sus hijos, las rebeliones de sus súbditos, las guerras con sus vecinos y sus propios pecados. David fue un hombre de fe, que buscó a Dios en todo momento, y que expresó sus sentimientos y sus experiencias en forma de poesía y música.

La tradición bíblica le atribuye la autoría de muchos salmos, aunque no se puede asegurar que todos sean de su pluma. Lo que sí se puede afirmar es que los salmos reflejan el espíritu de David, y que él fue el modelo de los salmistas posteriores.

El salmo 5 está dirigido al músico principal, que era el encargado de dirigir el coro y la orquesta en el templo. El salmo lleva la indicación “sobre Nehilot”, que significa “sobre flautas” o “sobre herencias”. Algunos comentaristas piensan que se trata de un tipo de instrumento musical, mientras que otros creen que se refiere a un tema o a una melodía. En cualquier caso, el salmo 5 era un salmo que se cantaba o se recitaba en el culto, probablemente por la mañana, como indica el versículo 3.

El salmo 5: una oración para hoy

El salmo 5 es una oración que podemos hacer hoy, cuando nos enfrentamos a situaciones de angustia, de peligro, de injusticia o de maldad. El salmo 5 nos enseña a buscar a Dios desde el principio del día, a confiar en su misericordia, a adorar su santidad, a pedir su guía, a denunciar el mal, a esperar su justicia, a celebrar su bondad y a vivir en su bendición.

El salmo 5 nos recuerda que Dios es nuestro rey y nuestro Dios, y que él nos escucha, nos protege, nos salva y nos alegra.

Te invitamos a leer el salmo 5 con atención y con fe, y a aplicarlo a tu propia vida. Te invitamos a compartir este artículo con tus amigos y familiares, y a dejar tus comentarios y preguntas. Te invitamos a visitar nuestro blog para encontrar otras oraciones y reflexiones que te ayuden a crecer en tu relación con Dios. ¡Que Dios te bendiga!