¿Cuál es el significado del salmo 14? un llamado a la sabiduría y la justicia

  1. 1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.
  2. 2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.
  3. 3 Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
  4. 4 ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Jehová no invocan?
  5. 5 Ellos temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos.
  6. 6 Del consejo del pobre se han burlado, Pero Jehová es su esperanza.
  7. 7 ¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
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El salmo 14 es uno de los poemas más breves y contundentes de la Biblia. En solo siete versos, el autor expresa su visión sobre la condición humana, la acción de Dios y la esperanza de su pueblo. ¿Qué mensaje nos transmite este salmo? ¿Qué significado tiene para nosotros hoy? En este artículo, te invitamos a explorar el sentido y la aplicación de este salmo, que nos reta a buscar la sabiduría y la justicia de Dios en medio de un mundo corrompido.

¿Quién escribió el salmo 14 y cuándo?

El salmo 14 lleva la inscripción “Al músico principal. Salmo de David”. Esto significa que el salmo fue atribuido al rey David, el famoso monarca de Israel que vivió alrededor del siglo X a.C. y que se destacó por su fe, su valor y su talento musical. Sin embargo, algunos estudiosos dudan de que David fuera el autor real del salmo, ya que hay evidencias de que el salmo fue editado y adaptado posteriormente por otros autores. Por ejemplo, el salmo 14 es casi idéntico al salmo 53, con la única diferencia de que el nombre de Dios cambia de “Jehová” a “Elohim”. Esto sugiere que el salmo 53 es una versión posterior del salmo 14, que refleja el uso de un nombre distinto para Dios en otra tradición literaria. Además, el verso 7 del salmo 14 parece ser una adición posterior, ya que introduce el tema de la restauración de los cautivos de Israel, que no tiene relación con el resto del salmo. Algunos piensan que este verso fue añadido después del exilio de Israel en Babilonia, que ocurrió en el siglo VI a.C., como una expresión de esperanza en el regreso a la tierra prometida.

Por lo tanto, no podemos afirmar con certeza quién escribió el salmo 14 ni cuándo. Lo que sí podemos decir es que el salmo refleja la experiencia de un autor que vivió en un contexto de crisis moral y social, donde la fe en Dios era despreciada y la injusticia era rampante. El salmo es un testimonio de la indignación y el anhelo del autor por ver la intervención de Dios en favor de los justos.

¿Qué dice el salmo 14 y qué significa?

El salmo 14 se puede dividir en tres partes: la primera parte (versos 1-3) describe la situación de los necios que niegan a Dios y hacen el mal; la segunda parte (versos 4-6) contrasta la actitud de los malvados con la de los justos, que cuentan con la presencia y la protección de Dios; y la tercera parte (verso 7) expresa el deseo de que Dios traiga la salvación a Israel.

Veamos cada parte con más detalle:

La necedad y la corrupción de los impíos (versos 1-3)

El salmo comienza con una afirmación contundente: “Dijo el necio en su corazón: No hay Dios”. La palabra “necio” no se refiere solo a alguien que carece de inteligencia, sino también a alguien que carece de moralidad y de temor de Dios. El necio es el que vive como si Dios no existiera, como si no tuviera que rendir cuentas de sus acciones, como si no hubiera una ley divina que lo juzgara. El necio es el que se engaña a sí mismo, pensando que puede hacer lo que le plazca sin consecuencias. El necio es el que se rebela contra Dios y contra su voluntad.

El salmista dice que el necio dice en su corazón que no hay Dios. Esto implica que el necio no solo niega la existencia de Dios con sus palabras, sino también con sus actitudes, con sus sentimientos, con sus decisiones. El necio no reconoce a Dios ni en su mente ni en su corazón. El necio vive en una ilusión, en una mentira, en una oscuridad.

El resultado de esta negación de Dios es la corrupción y la maldad. El salmista dice que los necios se han corrompido, han hecho obras abominables, no hay quien haga el bien. La corrupción es la pérdida de la integridad, de la pureza, de la bondad. La corrupción es la desviación del propósito original de Dios para el ser humano, que es reflejar su imagen y su gloria. La corrupción es la deformación de la naturaleza humana, que se vuelve egoísta, violenta, injusta, perversa. La corrupción es la destrucción de la vida, de la armonía, de la paz.

Las obras abominables son las acciones que ofenden a Dios, que violan su ley, que dañan a su creación. Las obras abominables son las que muestran el desprecio por Dios y por el prójimo, las que promueven la idolatría, la inmoralidad, la opresión, la mentira, el robo, el asesinato. Las obras abominables son las que causan dolor, sufrimiento, injusticia, muerte.

El salmista dice que no hay quien haga el bien. El bien es lo que agrada a Dios, lo que se ajusta a su voluntad, lo que refleja su carácter, lo que beneficia a su creación. El bien es lo que muestra el amor por Dios y por el prójimo, lo que promueve la adoración, la santidad, la justicia, la verdad, la generosidad, la misericordia. El bien es lo que produce vida, gozo, paz, esperanza.

El salmista usa un lenguaje hiperbólico para enfatizar la gravedad de la situación. No quiere decir que literalmente no haya nadie que haga el bien, sino que son muy pocos los que lo hacen, y que la mayoría se ha apartado de Dios y de su camino. El salmista usa un lenguaje universal para mostrar que el problema no se limita a un grupo o a una nación, sino que afecta a toda la humanidad. El salmista usa un lenguaje absoluto para mostrar que no hay excepciones ni excusas, que todos somos responsables y culpables ante Dios.

El salmista no solo expresa su propia opinión, sino que también cita la de Dios. Dice que Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido, que buscara a Dios. Jehová es el nombre personal de Dios, que revela su relación con su pueblo, su fidelidad a su pacto, su soberanía sobre la historia. Jehová es el que ve todo lo que ocurre en la tierra, el que conoce los pensamientos y las intenciones de los corazones, el que juzga con justicia y con misericordia. Jehová es el que busca a los que lo buscan, el que se revela a los que lo quieren conocer, el que se relaciona con los que lo aman.

El salmista dice que Dios buscó a algún entendido, que buscara a Dios. El entendido es el que tiene sabiduría, el que reconoce a Dios como su creador, su señor, su salvador. El entendido es el que tiene discernimiento, el que sabe distinguir entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre la luz y las tinieblas. El entendido es el que tiene temor de Dios, el que respeta su ley, su voluntad, su autoridad. El entendido es el que tiene fe en Dios, el que confía en su palabra, en su poder, en su gracia.

El salmista dice que Dios no encontró a ningún entendido, que buscara a Dios. Esto significa que no hay nadie que busque a Dios de verdad, que quiera conocerlo y amarlo, que se arrepienta de sus pecados y se someta a su gracia. Esto significa que todos estamos alejados de Dios por nuestra propia elección, que todos somos necios y corruptos, que todos necesitamos su salvación.

El salmista resume la situación con una frase lapidaria: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. Esta frase es tan importante que el apóstol Pablo la cita en su carta a los Romanos, para demostrar que todos los seres humanos estamos bajo el pecado y la condenación, y que solo podemos ser justificados por la fe en Jesucristo (Romanos 3:10-12). El salmista no excluye a nadie de esta condición, ni siquiera a sí mismo. El salmista reconoce que él también es parte del problema, que él también necesita la misericordia de Dios.

La presencia y la protección de Dios para los justos (versos 4-6)

En la segunda parte del salmo, el salmista cambia el tono y el enfoque. Ahora se dirige directamente a los impíos, y les hace una pregunta retórica: “¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Jehová no invocan?”. El salmista les reprocha su falta de discernimiento, su insensibilidad, su crueldad, su impiedad. El salmista les recuerda que sus acciones tienen consecuencias, que no pueden escapar del juicio de Dios, que no pueden ignorar su realidad.

El salmista dice que los impíos devoran a su pueblo como si comiesen pan. Su pueblo es el pueblo de Dios, el pueblo de Israel, el pueblo elegido, el pueblo fiel. El salmista se identifica con este pueblo, y denuncia la opresión y la violencia que sufren por parte de los enemigos. El salmista compara a los impíos con animales salvajes, que se alimentan de sus presas sin piedad, sin respeto, sin consideración. El salmista contrasta esta actitud con la de los que invocan a Jehová, los que reconocen su dependencia de Dios, los que le piden su ayuda, los que le agradecen su provisión.

El salmista dice que los impíos temblaron de espanto. Esto indica que hubo un cambio repentino en la situación, que algo ocurrió que alteró el equilibrio de poder, que algo sorprendió y asustó a los malvados. ¿Qué fue lo que pasó? El salmista lo explica: “Porque Dios está con la generación de los justos”. Esta es la clave del salmo, la razón de la esperanza, la fuente de la victoria. Dios está con su pueblo, Dios no los abandona, Dios los defiende, Dios los salva. Dios está con la generación de los justos, los que le obedecen, los que le siguen, los que le honran. Dios está con ellos, no solo en un sentido espiritual, sino también en un sentido histórico, en un sentido tangible, en un sentido visible.

El salmista dice que los impíos se burlaron del consejo del pobre, pero que Jehová es su esperanza. El consejo del pobre es la sabiduría del humilde, del que confía en Dios, del que se somete a su voluntad, del que espera en su promesa. El consejo del pobre es el que se basa en la revelación de Dios, en su palabra, en su ley, en su pacto. El consejo del pobre es el que se opone al consejo del mundo, al consejo de los soberbios, al consejo de los necios. El consejo del pobre es el que los impíos desprecian, ridiculizan, rechazan. Pero el salmista dice que Jehová es la esperanza del pobre, el que sostiene su fe, el que cumple su palabra, el que realiza su obra. Jehová es la esperanza del pobre, el que lo exalta, lo bendice, lo glorifica.

El anhelo de la salvación de Israel (verso 7)

En la tercera y última parte del salmo, el salmista expresa su deseo de que Dios traiga la salvación a Israel. Dice: “¡Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo, Se gozará Jacob, y se alegrará Israel”. El salmista usa el nombre de Sion para referirse a Jerusalén, la ciudad santa, el lugar donde estaba el templo, el símbolo de la presencia de Dios. El salmista espera que de Sion salga la salvación de Israel, es decir, que Dios manifieste su poder y su gracia desde su morada, que Dios intervenga en la historia y en la realidad de su pueblo, que Dios restaure su reino y su justicia.

El salmista dice que cuando Dios haga volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob y se alegrará Israel. El salmista usa los nombres de Jacob e Israel para referirse al mismo pueblo, al pueblo de la promesa, al pueblo de la alianza, al pueblo de la elección. El salmista habla de los cautivos de su pueblo, los que fueron llevados al exilio, los que perdieron su tierra, su libertad, su identidad. El salmista anhela que Dios los haga volver, que los libere, que los restaure, que los reúna. El salmista anticipa el gozo y la alegría que habrá cuando esto ocurra, cuando Dios cumpla su plan, cuando Dios muestre su fidelidad, cuando Dios sea glorificado.

¿Cuándo se reza el salmo 14 y qué beneficios tiene?

El salmo 14 es un salmo que se puede rezar en diferentes momentos y circunstancias, según el propósito y la necesidad de cada uno. Aquí te sugerimos algunas ocasiones y beneficios de rezar este salmo:

  • Cuando queremos reconocer nuestra condición de pecadores y nuestra necesidad de la gracia de Dios. El salmo 14 nos ayuda a ser conscientes de nuestra propia necedad y corrupción, de nuestra rebeldía y desobediencia, de nuestra culpabilidad y condenación. El salmo 14 nos lleva a confesar nuestros pecados y a pedir perdón a Dios, a arrepentirnos de nuestros caminos y a buscar su voluntad, a humillarnos ante su presencia y a recibir su misericordia.
  • Cuando queremos denunciar la injusticia y la opresión que hay en el mundo y en la sociedad. El salmo 14 nos ayuda a ser sensibles al sufrimiento y al clamor de los pobres, de los oprimidos, de los marginados, de los que son víctimas de la violencia y la explotación. El salmo 14 nos lleva a protestar contra la maldad y la impunidad de los que hacen el mal, a exigir la justicia y la rectitud de los que gobiernan, a defender la dignidad y los derechos de los que son vulnerables.
  • Cuando queremos afirmar nuestra fe y nuestra esperanza en Dios y en su salvación. El salmo 14 nos ayuda a ser conscientes de la presencia y la protección de Dios, de su fidelidad y su soberanía, de su poder y su gracia. El salmo 14 nos lleva a alabar y a agradecer a Dios por su obra y su palabra, a confiar y a esperar en Dios por su promesa y su pacto, a gozarnos y a alegrarnos en Dios por su amor y su gloria.

Espero que este artículo te haya ayudado a comprender mejor el significado y la aplicación del salmo 14. Te invito a que lo leas, lo medites, lo ores y lo pongas en práctica en tu vida. Te invito también a que lo compartas con otras personas, que lo comentes en este blog, que nos cuentes tu experiencia y tu opinión.

Te invito, sobre todo, a que visites nuestro blog para encontrar otros salmos y otras oraciones que te acerquen más a Dios y a su voluntad. Que Dios te bendiga y te guarde. 🙏